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sábado, 3 de marzo de 2018

Lula Da Silva, López Obrador y Gustavo Petro ¿la izquierda moderada en el ojo del huracán?

La polémica idea del “fin del ciclo progresista” fue tomando muchas fuerzas en medios de comunicación y círculos intelectuales. Sin embargo, múltiples intelectuales de izquierda han renegado de esta tesis. Atilio Boron calificó este planteamiento como “infundado”, García Linera negó la existencia de un “fin de ciclo” y caracterizó este momento como un “reflujo de cambio de época” y Rafael Correa habló de la “Restauración Conservadora”. Lo cierto es que hay un cambio importante en la correlación de fuerzas en latinoamericana y se viene afianzando una ola de gobiernos conservadores en la región. En este contexto, Pablo Iglesias, líder del partido Podemos de España, deja una pregunta al aire en su programa “Vuelta de Tuerka”: ¿está derrotada la izquierda latinoamericana?
Intentemos ensayar una respuesta. Son evidentes los reveses sufridos por los gobiernos de centro izquierda y populistas en A.L. El Golpe de Estado a Zelaya en Honduras en el 2009 y a Fernando Lugo en Paraguay en el año 2012, parecían simples retrocesos para una izquierda en auge. Sin embargo, el panorama se complicaría. La muerte de Néstor Kirchner en el 2010, la de Hugo Chávez en el 2013 y Fidel Castro en el 2016, debilitarían los procesos latinoamericanos. La ola de derrotas electorales comenzaría por Argentina con la victoria de Mauricio Macri contra el kirchnerista Daniel Scioli en el año 2015. Ese mismo año sería derrotado el chavismo en las elecciones parlamentarias venezolanas, donde la oposición obtendría la mayoría. Posteriormente, la derrota del Referéndum Consultivo en Bolivia y el “impeachment” contra Dilma en Brasil en el 2016, terminaría de marcar la nueva correlación de fuerzas en A.L.
Las figuras de Macri, Kuczynski, Santos, Piñera, Peña Nieto y Temer le dan un vuelco hacia la derecha a la región y le imprimen un corte empresarial a la política del continente Se ve lejos la IV Cumbre de Mar de Plata en la que liderazgos del llamado “progresismo” se opusieron al proyecto del ALCA. Tampoco parece tener el mismo vigor las novedosas instancias de integración regional como ALBA, UNASUR. Mucho menos aquella cumbre de CELAC donde la izquierda se presentó, con sus matices, con 14 gobiernos de izquierda.
Con la victoria de Donald Trump en EEUU este panorama se afianza. Las ventanas abiertas para la izquierda durante la Administración Obama por la restitución de las relaciones diplomáticas Cuba-EEUU, los “acuerdos de paz” en Colombia y los Diálogos en Venezuela diseñados por Thomas Shannon, se cierran con la llegada de Trump al poder.
En el año 2018 Cuba parece estancarse, en Venezuela Nicolás Maduro busca reelegirse cuando el país atraviesa una crisis económica profunda, la nación se encuentra cercada y sus funcionarios sancionados, el Correismo sufre una fractura importante que deriva en una confrontación abierta entre Correa y su sucesor Lenin Moreno, Evo busca la manera de reelegirse, mientras Lula y Cristina enfrentan juicios por presuntos casos de corrupción.
No obstante, en el 2018-2019 habrá una serie de procesos electorales trascendentales para la región y donde se pudieran prefigurar una contraofensiva de una “nueva izquierda latinoamericana”, todavía la disputa sigue en carne viva, no hay un “fin de ciclo” sino un reacomodo de fuerzas:

Los resultados de las elecciones en Brasil, México, Colombia y Venezuela serán determinantes para el clima político de la región. En los primeros tres, se vuelven a consolidar liderazgos de una izquierda moderada que cobra cada vez más fuerza en A.L. Veamos:
Elecciones Presidenciales Colombia:


La ultra derecha ganó terreno en Colombia después de que la llamada “Coalición del No”, liderada por Uribe Vélez, se impusiera en el “Plesbicito para la aprobación de los acuerdos de paz” en el año 2016, en contra de la derecha santista y de toda la izquierda. Sin embargo, de cara a estas elecciones presidenciales Uribe no logro rearmar la “Coalición del No”, el santismo no presenta candidato aún y el candidato de la izquierda Moderada Gustavo Petro empieza a puntear en las encuestas. Con un 23,4 % de la intención de voto según la encuesta Invamer, Petro empieza a valorar posibilidades de éxito de su candidatura.

Ahora bien, la elecciones en Colombia requieren de una segunda vuelta, por lo cual, los candidatos que conformaron “la Coalición del No” pudieran unirse en un frente donde se sume el uribismo y el exsantismo para derrotar al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro. La respuesta de Petro a esta estrategia, está claramente expuesta en una ponencia sostenida en la universidad Javeriana: “¿Nos Juntamos?”, es la pregunta que Petro le haría en público a los candidatos más importantes del centro político y de la centro-izquierda. Candidatos independientes de centro como Gustavo Fajardo o Humberto de la Calle tienen una amplia aceptación dentro del electorado colombiano. Si Petro logra convencer a estos sectores de formar una coalición, se convertiría a poco tiempo de las elecciones, en una opción de izquierda con amplias posibilidades de ganar. Juega contra Petro el sectarismo de la izquierda y las dificultades para conciliar un programa con el centro.

Por último, es importante señalar que la histórica candidatura de izquierda del exjefe de las FARC-EP Rodrigo Londoño “Timochenko” y de la luchadora social Piedad Córdoba no han demostrado tener mayor aceptación. El auge del movimiento político amplio, conocido como “Marcha Patriótica”, en la que confluyeron diferentes sectores de la izquierda, parece haber perecido con la creación del partido FARC y, en consecuencia, haberse desintegrado la naciente unidad.

El partido FARC no convence y mantiene la simbología del conflicto armado colombiano. Asimismo, el ELN declara “paro armado” en varias zonas del país y se erige como el principal actor del conflicto en este momento. Obviamente, esta realidad y la crisis en Venezuela forman parte de la batería de argumentos usada por la ultraderecha contra Gustavo Petro.

Elecciones Federales en México:
El hoy candidato por el partido Morena, López Obrador, ha sido candidato presidencial en el 2006 y en el 2012. En ambas contiendas electorales López Obrador ha denunciado fraude. Una vez más se lanza al proceso electoral para el año 2018 teniendo un 38% de la intención de voto para el mes de febrero, lo que lo coloca a la punta del proceso electoral. Las conservadoras fuerzas del PRI, el PAN y el PRD se encuentran divididas en las candidaturas de Meade y Cortes. Para oponerse a la renovación institucional que propone López Obrador, ambas fuerzas han acordado una maniobra vil contra la voluntad electoral y la democracia, al pretender imponer por decisión del Congreso una “segunda vuelta” en México, lo que favorecería la alianza PRI-PAN-PRD contra López Obrador.
Además, López Obrador no cuenta con el consenso de toda la izquierda. El EZLN por ejemplo, intentó de manera fallida, lanzar como a “Marichuy” como candidata indígena independiente. Sin embargo, no lograron recoger las firmas reglamentarias para su inscripción en la candidatura. Aun no se ha manifestado un acuerdo abierto entre ambos sectores de la izquierda.

En este sentido, al igual que Petro, López Obrador no solo tendrá que enfrentarse a las posibilidades de fraude de la cúpula política de mexicana, también tendrá que hacer una labor diplomática para lograr sumar decididamente a la izquierda.

Elecciones en Brasil:



Quien fuera un humilde sindicalista obrero se ha convertido en una de las figuras más importantes de Brasil. Lula Da Silva quien fue presidente durante dos periodos desde el 2003 hasta el 2010. Despues de haber alcanzado importantes logros económicos y sociales para Brasil, el líder de la poderosa maquinaria del Partido de los Trabajadores sufrió algunos problemas de salud que lo apartaron de la política. Dilma Rousseff, presidenta del Brasil a partir del 2011 hasta el 2016, siendo sucesora de Lula.

Sin embargo, el gobierno de Dilma estaría atravesado por importantes contradicciones. En primer lugar, diferentes partidos que formaban la coalición de gobierno se deslindan de Dilma. Posteriormente, comenzarían las protestas sociales que tuvieron como escenario los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Asimismo, en el 2015 empezaría a decaer la economía brasileña como parte de la “crisis de los commodities”. Con el estallido del escándalo de Petrobras y ODERBRECHT que tocaría a importantes dirigentes del PT, incluyendo a Lula y a Dilma, la estrategia de la derecha brasileña se montó en forma de un golpe de Estado institucional contra el gobierno de Dilma, bajo la figura del “impeachment”. La salida forzada de Dilma se produce en el 2016 tomando posesión Michel Temer.

A partir de ese momento, Lula ha venido enfrentando un desigual y viciado proceso jurídico. El PT ha sufrido importantes fracturas y algunos sectores de la izquierda han radicalizado su crítica contra Lula. Sin embargo, frente al venidero escenario electoral, en las presidenciales de octubre de este año, manifestaciones en las calles gritan “eleições sem Lula é fraude”. A pocas horas de redactar estas líneas, Lula inscribe candidatura en desde Belo Horizonte diciendo: “O problema não é o Lula, são os milhões de Lula”. La campaña apenas comienza, es muy temprano para pronosticar, pero la batalla promete.

Bolivia, Cuba y Venezuela Renovación o Nada:

Bolivia:
Bolivia cuenta con positivos indicadores económicos y la consolidación del MAS en el poder. Sin embargo, la derrota electoral del Referéndum donde se consultó la posibilidad de que Evo fuese reelegido el “No” obtuvo el 51,3% de los votos. Esto es síntoma de desgaste de la propuesta de Evo y su partido, de su narrativa y de su tejido social.
El fenómeno de la movilidad social que permite el auge económico genera que la base electoral de los gobiernos de izquierda modifique sus condiciones electorales y por tanto, sus demandas electorales. La falta de pericia para entender esta dinámica y la falta de flexibilidad para modificar la oferta de campaña, las formas de hacer política y de organización social ha conducido a la derrota. Evo logró un fallo del Tribunal Constitucional que permitiendo su reelección. Las protestas en Bolivia se esparcen y el gobierno disminuye su legitimidad. Para ser reelecto Evo necesitará una profunda y urgente renovación política.

Cuba:
La revolución cubana está a punto de cumplir 60 años. Los difíciles procesos vividos por la isla desde la instauración del gobierno revolucionario han hecho de Cuba un proceso político algo hermético, del que se conoce poco y se especula mucho. No obstante, desde el ascenso de Raúl Castro al poder se vienen gestando una serie de transformaciones interesantes en la isla.
El sexto Congreso del PCC empezó a señalar la idea de “actualizaciones” en el modelo económico. Desde allí se vienen fortaleciendo tendencias hacia la apertura económica, el retorno de la pequeña empresa privada y la inversión extranjera. Muchos analistas sostienen los indicadores económicos cubanos han mejorado notablemente.
Ahora bien, Raúl Castro anunció que dejará el poder en el 2018. Entre los posibles sucesores se encuentra el actual Vicepresidente Miguel Díaz-Canel. Este resulta una figura joven, fresca, para el régimen cubano. No pertenece a la generación de Sierra Maestra y los Barbudos. Este pudiera ser la figura de una gran renovación de izquierda en la isla. Es necesario señalar que varios liderazgos jóvenes como el de Pérez Roque, Lange, Robainda, Aldana, han sido desterrados del poder político en Cuba, debido a dudas sobre su lealtad. La notoriedad de Díaz-Canel y su posible ascenso al poder, denota la confianza que coloca Raúl Castro en este personaje. Es probable que Díaz-Canel profundice la renovación del modelo cubano. Vamos a ver hasta dónde puede llegar.
Hoy Cuba atraviesa un complicado panorama. Después de que Raúl Castro acordara con la Administración Demócrata de Obama la restitución de las relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba, la victoria de Trump echa por tierra este logro. Esto tendrá claras consecuencias económicas para la isla, Díaz-Canel tendrá que afrontar esta realidad, junto con un proceso de crisis generacional y desgaste del modelo político, social y económico de la tierra de Martí.

Venezuela:
El país vive su peor crisis económica por quinto año consecutivo. Para el 2018 se espera que el PIB acumulado en este quinquenio se reduzca a la mitad. Posee una deuda internacional que compromete gravemente las finanzas de su principal empresa pública PDVSA. Asimismo, la popularidad de Nicolás Maduro es mucho menor que la que tuvo Hugo Chávez.
Sin embargo, el gobierno de Nicolas Maduro y el chavismo en general, es la única fuerza política de la izquierda continental que no pretende modificar su estrategia, ni actualizar su modelo político. Venezuela sostiene un control cambiario desde el 2003 que afecta a todo el país. Aunado a esto, un amplio gasto gubernamental basado en una insostenible nomina pública que se ha triplicado. El futuro económico del país se pinta catastrófico.
Por otra parte, el chavismo camina hacia un proceso de elecciones generales en el 2018, bajo el anuncio de la oposición de abstención, amplias sanciones diplomáticas y financieras y un peligroso cerco internacional. La presión gira en torno a Caracas. Pero el chavismo se presenta ensimismado en la estrategia confrontativa, dogmática en lo económico y clientelar en lo social. Venezuela vive momentos de alto peligro, y al chavismo le toca renovarse o morir, sin embargo, la dirigencia, cual últimos samurái, juega al harakiri.

Conclusiones preliminares:
  • Se intenta armar una constraofensiva con una nueva izquierda latinoamericana, moderada, flexible, amplía y heterodoxa.
  • Gustavo Petro, Lula Da Silva y López Obrador encabezan esta iniciativa.
  • Esta nueva izquierda no cuenta con el apoyo unánime del resto de la izquierda. El sectarismo y las siglas están por encima del delicado momento histórico en la región.
  • Cuba ha entendido la dinámica del cambio de época y empieza a renovarse. Díaz Canel promete sumarse a los primeros esfuerzos realizados por Raúl Castro.
  • Evo Morales cuyo gobierno ha tenido demostrada amplitud en lo económico con políticas heterodoxas acertadas, tendrá que pensar en una renovación política urgente, de cara a las elecciones presidenciales.
  • La cúpula del chavismo en Venezuela sigue a contracorriente de la izquierda en el continente y el mundo. No plantea renovaciones ni políticas, ni económicas. Abusa de la fuerza para sostenerse en el poder e incurre cada vez más en prácticas clientelares y corruptas.
  • En el 2020 serán las elecciones presidenciales en EEUU. Trump celebra el éxito de su reforma tributaria, que junto a la depreciación del dólar ha logrado crear empleo, estimular la inversión, a la par de endurecer las medidas contra la inmigración ilegal. No obstante, la figura de Bernie Sanders mantiene una alta popularidad. ¿será Bernie Sanders el nuevo líder que encabece el cuarteto formado por Petro, Lula y López Obrador?, ¿será que una nueva izquierda se levantará contestándole a la pregunta inicial “No estamos derrotados, estamos renovados”?

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